Con la llegada de las primeras nieves teníamos pensada una salida a Pirineos, pero el caso es que, cuando llegó el finde elegido, en el Pirineo aragonés había nevado más de la cuenta, así que en vez de a la Facha decidimos subir al Besiberri Sud, donde había bastante menos nieve.
El valle de los Besiberris subiendo desde Conangles es muy bonito, y tiene un refugio no guardado en un entorno privilegiado; por poner una pega, es difícil hacer una circular que no sea muy larga, así que lo normal es ir y volver por el mismo camino.
A la excursión nos apuntamos Alejandro, Cone, Niki, Vicente y yo (Carlos), y el viernes aparcamos en Conangles apenas 30 minutos antes de que oscureciera. El bosque de hoja caduca estaba ya "pelao", pero con un montón de hojarasca marrón en el suelo que nos divertimos pisando y chutando, somos aún chiquillos, jiji.
Aunque el sendero al refugio nou de Besiberri tiene bastante subida, se hace ameno, y no tiene pérdida... Por lo menos cuando hay luz, porque sin ella nos salimos sin querer del camino un par de veces en la zona llana una vez pasado el estany, que es un poco más perdedora a oscuras.
Sin más, llegamos al refugio. Por el camino nos encontramos algunos rodales de nieve y hielo que nos dejaron un poco preocupados porque no habíamos traído ni crampones ni piolet. Teníamos miedo que el refugio estuviese lleno, pero estaba totalmente vacío. Hay que decir que, a pesar de tener ya unos añitos, se conserva bastante bien, pero aún así hacía frío dentro, y salvo en verano, es siempre recomendable traerse un buen saco.
A la mañana siguiente madrugamos y empezamos a andar todavía de noche, perdiendo un poco la senda, que a la luz del día está bastante marcada, e improvisando. En cuanto se hizo de día vimos que había bastante más nieve de lo que creíamos, en parte porque este valle es bastante cerrado y en noviembre le da muy poco el sol. No había manto continuo, pero la mayoría de rocas tenía sus cuatro dedos de nieve por encima, lo cual también tenía su peligro para andar, aunque por suerte no era hielo.
A la mañana siguiente, medio dormidos aún |
A medio camino dejamos las mochilas y continuamos hasta llegar al pie del collado de Abellers, que tiene orientación norte, y donde empezamos a dudar que pudiéramos subir sin crampones, pero poco a poco, y sin pensar mucho en que luego tendríamos que bajar, conseguimos llegar al collado.
Ya ha amanecido y ahí está el Aneto |
El collado de Abellers a la vista, ay, ¿y los crampones? |
Por la izquierda parecía más fácil, pero no, así que al bajar volvimos por la pala de la pedrera habitual |
De ahí subir a la cima fue ya pan comido, donde además de las buenas vistas, nos recibió el sol, puesto que prácticamente hasta el collado no lo habíamos visto ni en pintura.
Las vistas, como siempre, muy buenas: el Aneto al oeste, la cresta de los Besiberris, el vall d'Aran y Francia hacia el norte, y la zona de Aigüestortes, y Cavallers al este, con mucha menos nieve (casi nada) al ser una zona mucho más soleada.
La cresta de los Besiberris, con el Besiberri Nord al final |
Habíamos pensado en subir también al Comaloforno, pero con la nieve que había y sin material ya vimos que no iba a dar tiempo; ya habíamos tenido suerte de poder llegar hasta aquí, y no era cuestión de meterse en fregaos, sobre todo siendo que el día era corto.
La bajada fue sin muchos contratiempos, aunque bajar el collado a la sombra y sin crampones nos puso en algún aprieto.
Bajando de nuevo al collado, los estanys de Gémena medio congelados |
El refugio donde habíamos dormido, a la luz del día |
Y no hay más que contar.
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