El domingo salimos Alejandro, Andrés, Manolo y Carlos del refugio de Casa de Piedra en los baños de Panticosa, con la idea de subir al Baziás (o Baciás en algunos mapas), y en general visitar esa parte, ya que siempre nos habíamos ido hacia el Garmo Negro e Infiernos, por aquello de ser tresmiles.
Tuvimos problemas para encontrar cena (era temporada baja), pero finalmente en el bar Escalar de Panticosa no cenamos mal, aunque siendo sinceros, no nos enteramos mucho de qué comíamos o qué decíamos, ya que había una chica con un mono verde con tirantes ajustado y con la espalda al aire, que alteró todo el cotarro💔. Todavía no me explico cómo no tenía frío.
Salimos de noche, pero sin madrugar excesivamente, al ser el día muy corto, y subimos bastante cómodamente por el GR-11 (en esta vertiente la subida es más tendida que en el lado del Garmo) hasta los el ibón bajo de Brazato, donde almorzamos, admirando la panorámica con el Argualas y Garmo Negro en primer plano, que desde aquí parecen muy difíciles, cuando realmente no lo son.
Seguimos un poco más el GR-11, y llegamos al collado desde donde se ve la mole del Vignemale. Ahí dejamos las mochilas, nos pusimos los crampones y subimos al Baziás. En general, en las caras norte había aún bastante nieve y se andaba genial al estar durilla, mientras que en el resto de orientaciones había mucha menos nieve, por culpa del veranillo de San Martín. El día que nos había tocado era bastante templado, y en la cima estuvimos en camiseta.
La loma cimera, sin complicaciones |
Llegando a la cima, el Vignemale al fondo |
Un solitario montañero con quien nos encontramos en la cima nos hizo esta foto |
Desde aquí el Argualas, Garmo Negro, Arnales y una parte de los Infiernos se ven de muerte |
A lo lejos Astazus, pico de Añisclo, Cilindro, Monte Perdido y el Taillón |
Deshicimos la subida, recogimos la mochila, y pasando al lado de los ibones altos de Brazato, subimos al collado que los separa de los ibones de Labaza. Cuando llegamos arriba del collado, al otro lado nos esperaba bastante pendiente, mucha nieve, bastante dura, y tuvimos que usar crampones y piolet más a fondo porque daba algo de yuyu. Nos acordamos un poco del casco que habíamos dejado en el coche.
Bordeando uno de los ibones altos de Brazato, ya con una fina capa de hielo |
El collado que nos permitió cruzar a los ibones de Labaza, y donde bajamos de culo |
La idea era subir a continuación a los Dientes de Batanes N (la única cima de los Batanes que no es preciso escalar), que veíamos allá arriba, pero ya vimos que seguramente se nos haría de noche (a las 18:00), así que cambiamos de idea y bajamos por los ibones de Serrato a coger una variante del GR-11 que circula mucho tiempo al lado de una tubería, y que sin ganar ni perder mucha altura lleva casi directamente al refugio de Bachimaña. Esta senda es en algunos sitios bastante estrecha, y con nieve dura o hielo puede ser peligrosa. Llegamos finalmente al refugio prácticamente de noche, después de haber andado casi 11 horas.
En la cara norte del collado había bastante más nieve que en la sur |
Al final no nos dió tiempo a pasar por los Dientes de Batanes, nos tuvimos que conformar con verlos a lo lejos |
En el refugio estuvimos casi solos, charlamos bastante con el guarda, y cenamos bien, aunque un poco escaso. El desayuno tampoco era para tirar cohetes para el precio que tiene, aunque hay que tener en cuenta que suben todo en helicóptero.
Al día siguiente salió otro día espléndido (daban nieve al final del día), pero entre que algunos estábamos cansados de la paliza del día anterior, y que subir al Garmo o al Argualas significaría llegar a casa supertarde, decidimos dejarlo para otra vez, y bajamos tranquilamente pasando por los ibones de Arnales, donde vimos bastantes sarrios.
Mini-ibón de Arnales |
La vuelta, como siempre triste, e iba a decir que aburrida, pero en Barracas reventamos una rueda, y como mi coche no tiene de repuesto, acabamos el viaje en taxi, a ritmo de reguetón 😱.
La ruta del primer día, sobre el mapa:
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