Nunca una salida con tantos cambios de última hora salió tan redonda.

Inicialmente íbamos a subir al Alba, en las Maladetas, pero había nevado bastante en los últimos días y luego había hecho poco sol y calor, así que su orientación norte no era aconsejable; por ello pensamos en el Clarabides, en el valle de Estós, pero a falta de un día, el riesgo de aludes era notable por encima de 2.300 metros en cualquier punto del Pirineo aragonés.

Así que se nos ocurrió ir al Pirineo catalán, donde había nevado menos y el riesgo era limitado. Decidimos intentar subir a la Pica d'Estats, a pesar de que desde el refugio de Vallferrera son 1.600 metros de subida, y 17 kilómetros ir y volver, pero justo el mismo día yendo ya para allá, decidimos un cambio de última hora, subir desde Francia, ya que eso permitía partir la subida en dos etapas de 1.000 metros cada una (y unos 20 kilómetros en total, ir y volver).

De modo que para l'Artigue en Auzat nos fuimos Alejandro, Manolo, Vicente y Carlos, llegando al parking con sólo una hora de luz por delante. La idea era subir los 1.000 metros de desnivel hasta el refugio de Pinet, libre en invierno, y como no vimos ningún coche más, supusimos que el refugio estaría vacío (en invierno tiene 15 literas), y nos dejamos los aislantes abajo. La subida al principio fue sin nieve, entre hayas, siguiendo marcas rojas y blancas un GR, y sobre los 1.600 metros empezó el manto continuo, que seguimos totalmente a oscuras, con los frontales, siguiendo el gps, y unas huellas raras, parecidas a las de cabra, que iban exactamente a donde queríamos ir . A mitad de camino oímos a lo lejos, pero claramente, un alud, que a mí me dejó un poco helado, pero sin mayores contratiempos llegamos al refugio pasadas las 22:00, después de unas 4 horas y cansarnos bastante, abriendo huella en una nieve fresca en la que te hundías bastante.

En la parte final de la subida, donde la inclinación es importante


Llegando al refugio, una sensación muy reconfortante. La luna salió de entre las nubes casi al final

El refugio estaba efectivamente vacío, y en muy buen estado, con colchones limpios, mantas de sobra, una mesa para comer, e incluso luz eléctrica. Pronto nos fuimos a dormir porque era tarde e incluso dentro hacía frío, unos 2ºC. Como anécdota, Vicente se trajo por error, en vez del saco, un edredón que usa en su furgo cuando va a esquiar 😂. Menos mal que había mantas de sobra.

Literas en el refu

A la mañana siguiente nos levantamos aún de noche, pero cuando empezamos ya clareaba. No había habido rehielo nocturno, así que ya desde el principio costaba un huevo abrir huella. Rodeamos el ibón al lado del refugio, cubierto de nieve, y fuimos subiendo lentos pero seguros, primero hacia el sur por el barranco que empieza en el circo formado por el pic de Sotllo (3072 m), y el pic Verdaguer (3129 m), luego hacia el este por el barranco que empieza en el circo formado por el Montcalm (3077 m) y su punta homónima (2940 m), y ya finalmente de nuevo hacia el sur, encarando las palas finales a la Pica.

Empezando el día




Rodeando el Montcalm, omnipresente. Al fondo, el pic de Sotllo

El sol asomando después de subir a la sombra casi todo el tiempo.


La nieve estuvo polvo la mayor parte del camino, y sólo al final más dura, seguramente por el viento. Ver la cruz en lo alto de la Pica nos animó a seguir, y además no teníamos prisa porque hacia buen tiempo.

Aún tuvimos que sacar el piolet para subir los últimos metros a la cima, donde la nieve estaba muy dura, casi hielo, y por fin llegamos a la cima, más solos que la una. Una sensación que ya no es nueva, pero muy gratificante. Además el hecho de haber nevado los días anteriores y que el sol en febrero es aún débil hicieron que la montaña estuviera espectacular, con nieve hasta en las rocas, donde normalmente dura poco. La cruz metálica en la cima estaba totalmente blanca, cubierta de nieve congelada. Nos había costado unas 5 horas subir desde el refugio.



¡Llegando por fin a la cumbre!


¡Objetivo conseguido! Pica d'Estats, 3143 m



Vista infinita, la Pica es muy prominente y sólo el Montcalm le hace algo de sombra

Aprovechamos para subir al pic Verdaguer, que está a escasos 5 minutos de la Pica, y que curiosamente está dedicado a Jacinto Verdaguer, poeta catalán, y el hombre de la boina en el antiguo billete de 500 pesetas. La Pica desde allí se veía genial.

Pic Verdaguer, totalmente blanco, parecía un merengue


El grupo al completo en el Verdaguer, la Pica detrás, totalmente blanca



Los estanys d'Estats y Sotllo, en el lado catalán. ¿Habríamos hecho cima por ese camino?

Perdonamos el Montcalm, porque aunque cerca, habría supuesto subir otros 200 metros y estábamos cansados, y nos fuimos para abajo, que también costó lo suyo por lo blanda que estaba la nieve, incluso pegajosa en laderas al sol, donde vimos caer algunos rulos pequeños de nieve, pero ningún alud, menos mal. Hicimos un pequeño descanso en el refugio, donde ahora sí había más gente, y nos bajamos al coche, llegando muy cansados a eso de las 18:00, después de 10 horas de caminata, que no está nada mal. La Pica es una montaña que está bastante aislada, y exige bastante esfuerzo para llegar a ella, incluso en verano.

El Montcalm, otra vez será. Ir por esa loma tan nevada y la subida final nos parecieron ya demasiado


Ya volviendo


Montañaca, Guins de l'Ane (2960 m)


El refugio de Pinet, nos vino de maravilla

Últimos compases del día


Al final nos quedamos a cenar y dormir en Auzat, en un albergue que no tenía mal precio. Por cierto, que desde allí se ve el Montcalm, pero no la Pica, que queda oculta detrás de éste.

Resumiendo, una salida genial, con la montaña absolutalmente espectacular, y en buena compañía. ¿Qué más se puede pedir? Muy cansados, pero muy contentos.

La ruta desde el refugio a las dos cimas